Mammón, el demonio de la riqueza

Mammón es uno de los demonios más famosos del Satanismo, y aquél al que adoran los que desean dinero y riquezas.

Mammon, demonio de la riqueza

Mammón es el demonio de la riqueza, la abundancia, la prosperidad y la avaricia. Es uno de los Siete Príncipes del Infierno, y su nombre aparece en muchos textos antiguos, incluyendo la Biblia cristiana, la Biblia hebrea, el Talmud y los manuscritos del Mar Muerto. Aquí conocemos sobre este demonio, a quien algunos conocen como el Dios del Dinero.

El nombre Mammón

El nombre de Mammón está tan identificado con la riqueza y el dinero, que en varios idiomas ha sido usado como sinónimo. Lo podemos ver en lenguas antiguas. En arameo, מָמוֹנָא māmōnā significa «riqueza, ganancia». En hebreo Mammón es ממון, que significa «dinero». Y en griego antiguo es μαμωνᾶς («mamonas»). El término sigue existiendo aún en la actualidad en diferentes idiomas. En polaco, «mamona» es una palabra figurativa y derogatoria para referirse al dinero. En Finlandia y Estonia, «mammona» significa «riqueza». Y en alemán, «mammon» es también una palabra informal que significa dinero o riquezas. En México se usa la palabra «mamón» para denominar despectivamente a las personas presumidas.

La mención más famosa de este demonio es probablemente la que aparece en la Biblia cristiana de la boca de Jesús. Jesús dice, en su sermón en la montaña: «Ninguno puede servir a dos señores; porque o aborrecerá al uno y amará al otro, o estimará al uno y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a Mammón» (San Mateo 6:24).

En algunas traducciones de la Biblia el nombre Mammón es reemplazado por la palabra «riqueza» o «dinero», pero la palabra original era el nombre del demonio. El teólogo Pedro Lombardo ha escrito «Las riquezas son llamadas con el nombre de un diablo, a saber, Mammón, porque Mammón es el nombre de un diablo, con cuyo nombre se llaman las riquezas según la lengua siria». Nicolás de Lira, comentando sobre el sermón en la montaña, afirma: Mammon est nomen daemonis («Mammón es el nombre de un demonio»).

Demonio de la riqueza y la codicia

En la clasificación de demonios de La Linterna de Luz (1409), una de las más conocidas, se identifican a los Siete Príncipes del Infierno, cada uno representativo de uno de los siete pecados capitales. Allí Mammón es señalado como el demonio de la codicia.

Pero quizá la definición más significativa de Mammón es la que encontramos en el poema épico La Reina Hada (1590-96), de Edmund Spencer. Mammón aparece allí en el Libro Segundo, Canto VII, y se presenta a sí mismo de la siguiente manera:

Dios del mundo y lo mundano me llamo,
Gran Mammón, el más grande dios bajo el cielo,
Que de mi abundancia se la derramo a todos,
Y a nadie mis gracias rehúso:
Riquezas, renombre, y posición,
Honor, estado, y todos los bienes de la tierra,
Por los que los hombres trabajan y sudan incesantemente,
De mí fluye en una abundante marea,
Y en la hueca tierra tienen su eterno nacimiento.

Es en esa misma obra en la que Mammón es llamado el Dios del Dinero y padre de la Ambición. Pero como vemos, no es sólo el demonio del dinero y las riquezas materiales, sino también del estatus, la fama y los bienes terrenales.

En El Paraíso Perdido (1667) de John Milton, se dice que Mammón era uno de los ángeles caídos originales, y que antes de su caída estaba siempre con su mirada hacia abajo, más interesado en admirar el pavimento celestial, hecho de oro, que las cosas divinas o sagradas. Como demonio, Mammón siguió con su mirada hacia abajo, interesado en las riquezas subterráneas. Frente a los demás demonios del Pandemonium, Mammón se expresa de la siguiente manera:

Busquemos nuestro bien en nosotros mismos, viviendo por nosotros y para nosotros, libres, en estos vastos subterráneos, sin depender de voluntad alguna, y prefiriendo tan dura libertad al blando yugo de una pomposa servidumbre (…) No carece este ingrato suelo de ocultos tesoros, de diamantes y oro, ni nosotros de arte para aprovecharnos de su magnificencia: ¿qué tenemos, pues, que envidiar al cielo?

Es así que se puede decir que fue Mammón quien aconsejó al resto de los demonios fijar su morada en el Infierno. Es por este interés en las riquezas subterráneas que Mammón es considerado el demonio que tienta a los hombres a buscar oro, joyas, petróleo y toda clase de tesoros ocultos bajo la tierra.

En el Diccionario Infernal de Collin de Plancy, hay sólo un breve párrafo sobre Mammón:

Demonio de la avaricia. Milton dice que fue el primero que enseñó a los hombres el abrir el seno de la tierra, y que condujo sus manos impías a las entrañas de esta tierra madre, para arrancar de ella tesoros muy sabiamente encerrados.

La apariencia de Mammón

Mammón es usualmente representado como un demonio obeso, de piel rojiza o dorada, sentado en un trono dorado, y rodeado de riquezas. A veces se lo describe y representa como un rey, con una corona en su cabeza. Otras veces su apariencia es más la de un diablo o demonio clásico, con cuernos. Su hogar es un templo en el que tanto el techo como el suelo y las paredes están cubiertas de oro. Le rodean cofres llenos de oro y joyas.

Muchas veces se lo representa a Mammón también como un hombre de barba. Tal es el caso de la ilustración que hay en el tratado El Mago (1801) de Francis Barrett, donde aparece un retrato de él junto al de los demonios Astaroth y Abaddon.

A veces se relaciona a Mammón con el insaciable apetito de los lobos. En la Edad Media era común identificar a la codicia con los lobos, y Tomás de Aquino ha descrito al pecado de la avaricia metafóricamente como «el demonio Mammón surgiendo del Infierno montado sobre un lobo, llegando para inflamar el corazón humano con codicia».

Mammon, por George Frederick Watts, 1884-85.
Mammon. Por George Frederick Watts, 1884-85.
La adoración de Mammón, por Evelyn De Morgan, 1909.
La adoración de Mammón. Por Evelyn De Morgan, 1909.

7 comentarios en “Mammón, el demonio de la riqueza”

  1. Cómo puedo obtener beneficios de Mammon o Bendiciones, o ir más lejos entregar mi alma al diablo a cambio de todo riquezas fortuna, poder, fuente de vida fortuna, todo.

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