Azazel, el abanderado de los demonios

Es el abanderado del Ejército Infernal. Se dice que les enseña a los humanos a trabajar los metales y a fabricar armas. Su nombre aparece en la Biblia cristiana, donde se afirma que los judíos le enviaban una cabra con todas sus culpas. Hoy conocemos sobre el demonio Azazel, uno de los más notables acólitos de Satán.

Azazel

Azazel es el abanderado del Ejército Infernal, es decir, el demonio a cargo de sostener el estandarte o bandera. Debido a su rol, se cree que es uno de los demonios más importantes, ya que la posición de abanderado es tradicionalmente una distinción que se le otorga sólo a los soldados más destacados en proezas y liderazgo.

Las historias que circulan sobre Azazel explican cómo ha adquirido este privilegio. A diferencia de otros demonios, que fueron condenados por rebelarse a Dios siguiendo a Lucifer, Azazel fue el líder de un grupo posterior de ángeles caídos, llamados los Vigilantes. Fue nada menos que el causante de su caída, y provocó tanta corrupción y violencia en la tierra que Dios tuvo que destruirlo todo con el Diluvio Universal. En adelante ahondamos en las historias que se cuentan sobre Azazel.

Azazel en el Libro de Enoc

El Libro de Enoc es un antiguo texto apocalíptico judío, y una de las fuentes que más información otorga sobre Azazel. Los manuscritos más antiguos que se han encontrado proceden de 200 o 300 años antes de Cristo. El texto describe a este demonio primero como un ángel educador, que le enseñó a los hombres conocimientos diversos y prohibidos, causando inmoralidad. En ese sentido, su accionar se asemeja al de Satán, al brindar conocimiento y causar corrupción entre los hombres:

Y Azazel enseñó a los hombres a hacer espadas, cuchillos, escudos, y corazas, y les dio a conocer los metales de la tierra y el arte de trabajarlos, y brazaletes, y ornamentos, y el uso del antimonio, y el embellecimiento de los párpados, y todo tipo de piedras preciosas, y todos los tintes colorantes.

Y surgió mucha impiedad, y cometieron fornicación, y se desviaron, y se corrompieron en todos sus caminos. (…) Tú ves lo que Azazel ha hecho, quien ha enseñado toda injusticia en la tierra y ha revelado los secretos eternos que estaban en el cielo, los cuales los hombres se esforzaban por aprender.

En represalia por lo que ha hecho, Dios castiga a Azazel con el Infierno. Aquí se menciona a los «Vigilantes», un grupo de ángeles que fue enviado para observar y guiar a los hombres, pero que luego se convirtieron en ángeles caídos:

Y de nuevo el Señor dijo a Rafael: «Ata a Azazel de pies y manos, y lánzalo a las tinieblas: y haz una abertura en el desierto, que está en Dudael, y échalo allí. Y coloca sobre él piedras ásperas y dentadas, y cúbrelo con oscuridad, y que permanezca allí para siempre, y cubre su rostro para que no vea la luz. Y en el día del gran juicio será arrojado al fuego.

Y sana la tierra que los ángeles han corrompido, y proclama la sanación de la tierra, para que curen la plaga, y que todos los hijos de los hombres no perezcan por todas las cosas secretas que los Vigilantes han revelado y han enseñado a sus hijos. Y toda la tierra ha sido corrompida por las obras que fueron enseñadas por Azazel; a él atribúyase todo pecado.

Azazel en el Libro de los Gigantes

Otro texto antiguo que habla sobre el demonio Azazel es el Libro de los Gigantes. Se cree que fue escrito al menos 200 años antes de Cristo. De esta obra, que es parte de los Manuscritos del Mar Muerto, sólo se conservan fragmentos, ya que los manuscritos encontrados están muy dañados. Sin embargo, las diferentes versiones que se han encontrado permitieron reconstruir el relato, y aquí tenemos una perspectiva más completa de la historia de Azazel.

Según se cuenta en el Libro de los Gigantes, los Vigilantes, un grupo de ángeles de Dios estaban preocupados por el mal en el mundo, y le pidieron permiso a Dios para bajar a la tierra y educar a los hombres en el buen camino y reprenderlos. Dios acepta, y Azazel es enviado para preparar la llegada de los Vigilantes. Pero cuando llegan, las mujeres mortales los encuentran muy atractivos, y los seducen. Azazel insta a los Vigilantes a olvidar a Dios y entregarse al placer.

Como resultado de tener relaciones con las mujeres humanas, los Vigilantes pierden la gracia y se convierten en ángeles caídos. De la unión entre los Vigilantes y las mujeres humanas nace una raza de gigantes (también llamados nefilim). Estos crecen hasta alcanzar tamaños colosales, y se llenan de codicia y corrupción. Comienzan a matar y devorar hombres, y a matarse y devorarse entre sí.

Dios envía al ángel Enoc a la tierra para decirles a los Vigilantes que serán castigados por corromper la tierra. Enoch lo hace, visitando a Azazel primero, por ser el pecador principal entre ellos. También les dice que su progenie se convertirá en espíritus malignos. Al oír esto, los Vigilantes y sus hijos los Gigantes le arrojan piedras a Enoc.

Azazel es condenado al Infierno. Los Vigilantes y los Gigantes lamentan esto, pero también celebran que ellos no han sido condenados aún. El arcángel Gabriel llega para incitar entre ellos una guerra, lo cual sucede, y los Gigantes comienzan a matarse los unos a los otros. Todos los Vigilantes son finalmente condenados a una prisión en las tinieblas.

Noé construye su Arca, y ocurre el Diluvio Universal, enviado por Dios para matar a los Gigantes sobrevivientes y limpiar la tierra de la corrupción causada por Azazel y los Vigilantes. Sin embargo, no todos los Gigantes perecen durante el Diluvio, y Dios envía a Leviatán para terminar con los que quedan.

Azazel en la Biblia cristiana

En la Biblia cristiana el nombre de Azazel aparece mencionado varias veces en Levítico 16, siempre en el contexto de una tradición judía vinculada a Yom Kipur. Según se relata en el texto, se tomaban dos cabras, una para Dios y otra para Azazel. La cabra para Dios era sacrificada, mientras que sobre la cabra para Azazel se depositaban todos los pecados del pueblo y se la dejaba ir al desierto para reunirse con ese demonio. De esta historia proviene el concepto de «chivo expiatorio», ya que la función de la cabra para Azazel era expiar los pecados del pueblo.

Y echará suertes Aarón sobre los dos machos cabríos; una suerte por Jehová, y otra suerte por Azazel. Y hará traer Aarón el macho cabrío sobre el cual cayere la suerte por Jehová, y lo ofrecerá en expiación. Mas el macho cabrío sobre el cual cayere la suerte por Azazel, lo presentará vivo delante de Jehová para hacer la reconciliación sobre él, para enviarlo a Azazel al desierto. (…) El que hubiere llevado el macho cabrío a Azazel, lavará sus vestidos, lavará también con agua su cuerpo, y después entrará en el campamento.

Azazel en El Paraíso Perdido

En el poema épico El Paraíso Perdido  (1667) de John Milton, Azazel es mencionado sólo una vez. Específicamente, aparece en el Libro I como uno de los ángeles rebeldes que fueron expulsados del Cielo junto con Satanás. Milton describe a Azazel como un portaestandarte, levantando la bandera de Satanás para reunir a los ángeles caídos:

De repente ordena que al bélico son de trompetas y clarines se enarbole su poderoso estandarte: Azazel, gran querubín, reclama de derecho tan envidiable honor y desenvuelve de la luciente asta la bandera imperial que, enarbolada y tendida al aire, brilla como un meteoro con las perlas y preciosos metales que realzan las armas y trofeos de los serafines. Entre tanto resuenan los ecos marciales del sonoro bronce, a los que responde el ejército todo con un grito atronador, que retumbando en las concavidades del infierno, lleva el espanto más allá del imperio del caos y la antigua noche.

Azazel en el Diccionario Infernal

En el Diccionario Infernal (1818) de Collin de Plancy, hay un apartado dedicado a Azazel, que incluye también una ilustración. Es un buen resumen de los atributos principales de este demonio. Aquí reproducimos el texto, traducido del francés al español:

Azazel, demonio de segundo orden, guardián del macho cabrío. En la fiesta de la Expiación, que los judíos celebraban el décimo día del séptimo mes, el sumo sacerdote presentaba dos machos cabríos, que sorteaba: uno para el Señor y otro para Azazel. Aquel sobre el que recaía el sorteo del Señor era inmolado, y su sangre se usaba para la expiación. Luego, el sumo sacerdote colocaba sus dos manos sobre la cabeza del otro, confesaba sus pecados y los del pueblo, cargaba a este animal con esas culpas, y este era conducido al desierto y liberado. El pueblo, habiendo dejado al macho cabrío de Azazel, también llamado chivo expiatorio, el peso de sus iniquidades, regresaba en silencio.

Según Milton, Azazel es el primer abanderado de los ejércitos infernales. Es también el nombre del demonio que utilizaba el hereje Marcos para sus engaños.

Vale aclarar que el hereje Marcos allí mencionado fue un mago gnóstico del cual se habla en el libro Contra las herejías, de Ireneo de Lyon. Allí se cuenta que este mago se servía de los poderes de Satán y Azazel para sus maquinaciones. El pasaje exacto es el siguiente:

Marcus, tú, formador de ídolos, inspector de presagios,
Hábil en consultar las estrellas y profundo en las artes negras de la magia,
Siempre confirmando las doctrinas del error con trucos como estos,
Proporcionando señales a aquellos que involucras en el engaño,
Maravillas de un poder completamente apartado de Dios y apóstata,
Que Satanás, tu verdadero padre, aún te permite lograr,
Por medio de Azazel, ese ángel caído y todavía poderoso,
Haciéndote así el precursor de sus propias acciones impías.

Demonio Azazel
Ilustración de Azazel en el Diccionario Infernal.

En la Historia de Satán

El libro Historia de Satán (1861) de Auguste Lecanu es una de las obras más interesantes sobre la historia del Satanismo. También es una de las más polémicas, ya que luego de su publicación fue prohibida por la iglesia y casi todos los ejemplares fueron destruidos. Unos pocos volúmenes sobrevivieron, y gracias a eso hoy podemos disfrutar de este libro, que versa sobre la influencia de Satán y otros demonios en la totalidad de la historia humana.

Azazel aparece mencionado en Historia de Satán, y la mención es curiosa, porque Lecanu lo asocia nada menos que a la Cabra de Mendes (también llamada Baphomet), y lo denomina un «dios bestial». Sin duda, esta asociación se debe a su vínculo con la ya mencionada tradición del chivo expiatorio.

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