Hécate, demonia de la brujería

Es la diosa de la noche y la oscuridad, de los fantasmas y de la nigromancia, de la magia y de la brujería. Se dice que tiene tres caras, que su poder proviene de la Luna, que quienes deseen realizar brujerías de amor o de muerte deben recurrir a ella, y que a donde quiera que vaya la acompaña un séquito de demonios. En esta oportunidad conocemos sobre Hécate, la Demonia de la Brujería y del Inframundo.

Hécate

Hécate como diosa griega

Como muchos de los demonios, Hécate era originalmente una diosa de la antigüedad. Era reverenciada en la Antigua Grecia, donde era considerada la diosa de la magia y los hechizos, así como también de la noche. Además regía sobre los cruces de caminos y los portales, y muy especialmente los caminos y portales que dirigen al Inframundo, donde se dice que solía residir. Quienes deseaban visitar el reino de los muertos (y regresar indemnes) necesitarían la ayuda de Hécate, quien los guiaría sosteniendo una antorcha.

Se creía que Hécate estaba siempre escoltada por una clase particular de demonios femeninos llamados empusas. Las empusas no son otras que los súcubos, demonios femeninos que muchas veces adoptan la forma de mujeres hermosas con el fin de seducir a los hombres. Las empusas que acompañan a Hécate suelen adoptar la forma de perros, por lo que esta diosa estaba comúnmente asociada a este animal. Los griegos solían sacrificar perros en honor a Hécate, en particular en los cruces de caminos.

El vínculo de Hécate con los perros también puede explicarse por el hecho de que los perros solían y suelen ser vistos como los guardianes de los umbrales, de las puertas y de los portales. Por esta misma razón son asociados a la frontera entre la vida y la muerte. Por ejemplo, los antiguos griegos creían que la entrada al Inframundo estaba vigilada por el perro Cerbero.

La Triple Diosa

Desde la antigüedad, Hécate tuvo un carácter triple. Muchas veces se la representó como tres mujeres, de pie espalda a espalda, sosteniendo ciertos objetos (antorchas, llaves o puñales) o acompañadas por ciertos animales (perros, serpientes o leones). Las tres facetas de Hécate son generalmente representadas como la Doncella, la Madre y la Anciana, y simbolizan las tres fases de la luna: creciente, llena y menguante. Algunas interpretaciones vinculan estas tríadas con el devenir de la vida y el paso del tiempo: pasado, presente y futuro, comienzo, medio y final, y nacimiento, vida y muerte.

Sin embargo, algunos autores entendieron a Hécate como sólo una de las dimensiones de la triple diosa: el aspecto más oscuro y aterrador. El gramático latino Servio escribió:

Algunos llaman a la misma diosa Lucina, Diana y Hécate, porque asignan a una diosa los tres poderes de nacimiento, crecimiento y muerte. Algunos dicen que Lucina es la diosa del nacimiento, Diana del crecimiento y Hécate de la muerte. Debido a este poder triple, la han imaginado como triple y con tres formas, y por esa razón construyeron templos en la confluencia de tres caminos.

Hécate es llamada la Triple Diosa en las religiones neopaganas como la wicca, donde es la consorte del Dios Astado, el equivalente a Satán. Si bien en diversas religiones y mitologías a lo largo de la historia han aparecido divinidades femeninas de carácter triple, el escritor inglés Robert Graves, que ha influido en el movimiento neopagano, sostuvo que Hécate fue la primera de todas y la original, y la llamó «la diosa del nacimiento, amor y muerte». También argumentó que la caída de esta diosa se debió al surgimiento del monoteísmo judío y a la primacía, en adelante, de un dios masculino.

Hécate en Macbeth

«Alabanza merece vuestro trabajo; y yo lo remuneraré. Danzad en torno de la caldera, para que quede consumado el hechizo» – Hécate en Macbeth, de William Shakespeare

La más famosa aparición de Hécate en la literatura es en la obra MacBeth de William Shakespeare, aunque su rol es pequeño. Shakespeare introdujo el personaje probablemente para reforzar los elementos fantásticos de la obra. Su primera aparición es en el tercer acto, escena 5, donde regaña a las tres brujas por haber tratado con Macbeth sin consultar antes con ella. La escena muestra que Hécate es una autoridad frente a las brujas, y en el diálogo ella se define a sí misma no sólo como la fuente del poder de las brujas, sino también la fuente «de todos los males humanos».

El vínculo de Hécate con la brujería tiene larga data. Según una leyenda, la hechicera Medea era una sacerdotisa de Hécate, de quien aprendió el arte mágico. En otras historias, se afirma que Hécate es la madre de Circe, otra diosa hechicera del panteón griego. El poeta romano Lucano afirmó que Hécate es la diosa «a la que adoran todas las brujas».

Dentro del Satanismo

Anton LaVey, padre del Satanismo simbólico o laveyano, incluyó el nombre de Hécate en su obra más famosa, la Biblia Satánica. Más específicamente, aparece mencionada en la lista de Nombres Infernales, junto a otros espíritus y demonios. LaVey creó esa lista con el objeto de tenerla para recitar al momento de hacer rituales, e incluye adversarios de Dios de diferentes religiones y mitologías. Se puede ver la lista completa en nuestro artículo sobre los nombres del Diablo.

En el Diccionario Infernal

Hécate aparece en el Diccionario Infernal (1818) de Colin de Plancy. A continuación reproducimos la entrada correspondiente:

HÉCATE. Diablesa que preside en las calles y callejones. En los infiernos tiene el encargo de la policía de los caminos y carreteras. Tiene tres caras, la derecha de caballo; la izquierda de perro, y la del medio de mujer. Delrio dice: “Su presencia hace temblar la tierra, estallar los fuegos y ladrar los perros”. Hécate, entre los griegos, era también la triple Hécate, Diana en la tierra, Proserpina en los infiernos, y Luna en el cielo. Estas son las tres fases de la luna.

La apariencia de Hécate

La forma en que Hécate es representada ha variado a lo largo del tiempo. En las imágenes y descripciones más antiguas, se la puede ver como una diosa griega genérica, sin atributos distintivos, a excepción de que se la solía mostrar sosteniendo una antorcha. Con el tiempo, esta apariencia cambió, y pasó a ser una diosa con tres cuerpos diferentes. Finalmente esta imagen evolucionó a la Hécate de un sólo cuerpo pero con tres caras.

Las tres caras o cabezas de Hécate también han variado con el correr del tiempo. A veces se la describe con tres caras de mujer. Otras veces, con una cara de mujer y dos de animales. Según los papiros mágicos griegos y la literatura asociada a Hermes Trismegisto, Hécate tiene tres cabezas: una de perro, una de serpiente y una de caballo.

Lucano, en su obra Farsalia, describe a Hécate como la «diosa podrida», y dice que tiene un cuerpo pálido y decadente. Por su parte, la escritora Adele Rose la describe con estas palabras:

Hécate viste todo de negro, es extremadamente pálida, tiene una belleza sobrenatural, y los ojos más espeluznantes que he visto.

Abajo podemos ver interpretaciones por parte de diversos artistas de distintas épocas.

Hécate, por Maximilian Pirner, 1901.
Hécate, por Maximilian Pirner, 1901.
Hécate: Procesión de las brujas al Sabbath, por José de Ribera
Hécate: Procesión de las brujas al Sabbath, por José de Ribera
Grabado mostrando a Hécate con tres cabezas, 1575.
Grabado mostrando a Hécate con tres cabezas, 1575.
hecate ilustracion
Ilustración moderna de Hécate, donde se la describe como «reina de los Infiernos».

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