Abadón, el Demonio Destructor

Abadón

Es el Ángel del Abismo, personificación de la Muerte y Rey al mando de un ejército del Apocalipsis. Se dice que lleva consigo las llaves del Abismo Sin Fondo. Los griegos lo conocieron como Apolión, que significa «destructor». Ernesto Sábato lo llamó «El Exterminador». Es una figura tan importante que algunos lo identificaron nada menos que con Satán. Otros, con el Anticristo. Aquí conocemos sobre Abadón, el Demonio Destructor.

Significado del nombre

El nombre Abadón, a veces escrito Abbadón, proviene del hebreo אֲבַדּוֹן y significa «destrucción» o «perdición». También se conoce a este demonio por el nombre griego Apolión, y por el nombre latino Exterminans. Ambos significan «destructor».

El origen de Abadón

Como muchos de los demonios estudiados en la Demonología, Abadón era originalmente un ángel. Pero no un ángel cualquiera, ya que según las leyendas Dios lo había hecho horrible y aterrador, para sembrar el temor en la humanidad. Es que Abadón no era otro que el Ángel de la Muerte, y fue creado para castigar a la humanidad por el pecado original.

La apariencia de Abadón es tan terrible que tan sólo verlo causa que el alma se separe del cuerpo. Y de hecho eso es lo que sucede cuando morimos, según las leyendas: Abadón visita a las personas que están a punto de morir, y lo último que ven antes de que su alma se separe de su cuerpo es al temible Abadón.

La Investidura de Abadón

El texto más importante dedicado al demonio Abadón es La Investidura de Abadón, un antiguo manuscrito de Timoteo II de Alejandría del cual ha sobrevivido sólo una copia, fechada en el año 981. Se cree que el texto original es mucho más antiguo.

La Investidura de Abadón explica el origen del demonio Abadón, y por qué Dios lo hizo «horrible y aterrador». El texto comienza relatando la creación del cielo y la tierra. Dios le pide a los ángeles que le traigan arcilla para crear al hombre. Seis ángeles se niegan, pero el séptimo, el ángel Muriel, lo hace. Dios crea a Adán y le ordena a todos los ángeles inclinarse ante él. Sin embargo, el primero de todos (presumiblemente Lucifer) se niega a hacerlo por orgullo. Ese ángel es entonces expulsado del Paraíso, y Eva es creada. En el Edén, la serpiente tienta a Adán y Eva a comer el fruto prohibido. Como resultado de la desobediencia de Adán y Eva, Dios decide convertir al ángel Muriel, quien había traído la arcilla para crear a Adán, en Abadón, el Ángel de la Muerte, diciendo esto:

El hombre que he creado en Mi imagen ha transgredido el mandamiento que le he dado. Ha comido del árbol, y así ha traído gran perjuicio sobre la humanidad entera. Por esta razón te hago rey sobre él, pues fuiste tú quien lo trajiste a Mí en este día, que es el decimotercero del mes Hathor.
Tu nombre será un terror en la boca de todos. Te llamarán Abadón, el Ángel de la Muerte.
Tu forma e imagen estarán asociadas con quejidos, e ira, y amenazas en todas las almas, hasta que entreguen sus espíritus.
Tu ojo y tu rostro serán como una rueda de fuego que lleva olas y olas de llamas frente a mí.
El sonido de tus fosas nasales será como el sonido de un lago de fuego en el que arden fuego y azufre.
El sonido de los ruidos hechos por tus labios será como los sonidos de los siete truenos que hablarán con sus lenguas.
Tu cabeza será como estos grandes pilares de fuego que llegan desde el cielo hacia abajo.
Tus dientes sobresaldrán de tu boca la longitud de medio cúbito.
Los dedos de tus manos y los dedos de tus pies serán como afiladas hoces.
Siete cabezas estarán en la parte superior de tu cabeza, y cambiarán constantemente sus formas y figuras.
Tus dientes sobresaldrán fuera de tus bocas por la longitud de dos palmas, y apuntarán hacia los cuatro puntos cardinales del mundo. Serás suspendido en medio, y te sentarás sobre un trono de fuego.
Tus ojos mirarán hacia la tierra, y hacia todo lo que está en las profundidades de las aguas; nada se ocultará de ti en el cielo, ni desde un extremo de la tierra hasta el otro, desde el norte hasta el sur, y desde el este hasta el oeste, entre todas las cosas creadas que he hecho.
Ninguno de ellos entregará su espíritu hasta que te haya visto.

No mostrarás compasión ni por pequeños ni por grandes, y te llevarás a todos sin piedad. Los Poderes estarán bajo tu control, y los enviarás tras cada alma. Infundirán terror en las almas y cambiarán sus formas. Cuando llegue el momento de su vida, te aparecerás ante ellos, y te mirarán; y cuando vean tu rostro, sus almas no podrán permanecer en ellos, ni siquiera por un momento, y se verán obligados a entregarse. Así seguirás siendo rey sobre ellos hasta que llegue a su fin el período para el cual he ordenado que el mundo de la vida dure.

Abadón en la Biblia Satánica

El nombre de Abadón aparece en la lista de «nombres infernales» de la Biblia Satánica, junto a varios otros demonios. Esta lista se propone recopilar todos los nombres de los más importantes adversarios de Dios en todas las religiones y mitologías, y el primero de la lista es el de Abadón.

Abadón en la Biblia cristiana

Abadón aparece mencionado en la Biblia cristiana varias veces, pero la mención más famosa se encuentra en el Libro del Apocalipsis, Apocalipsis 9:7-11. Allí se cuenta que en el fin de los días se abrirá el Abismo y de allí saldrá un ejército de langostas, comandado por Abadón. El fragmento es el siguiente:

El aspecto de las langostas era semejante a caballos preparados para la guerra; en las cabezas tenían como coronas de oro; sus caras eran como caras humanas;  tenían cabello como cabello de mujer; sus dientes eran como de leones;  tenían corazas como corazas de hierro; el ruido de sus alas era como el estruendo de muchos carros de caballos corriendo a la batalla;  tenían colas como de escorpiones, y también aguijones; y en sus colas tenían poder para dañar a los hombres durante cinco meses.  Y tienen por rey sobre ellos al ángel del abismo, cuyo nombre en hebreo es Abadón, y en griego, Apolión.

En otros textos

Otra aparición notable de Abadón procede de El Progreso del Peregrino (1678), una obra de John Buyan. Allí Abadón aparece en la historia como Apolión, y se lo describe de la siguiente manera:

El monstruo era de horrible aspecto; estaba vestido de escamas como de pescado (de lo cual se enorgullecía). Tenía alas como de dragón, pies de oro y su boca era como la boca de un león.

John Milton hace una muy breve alusión a Abadón en su obra El paraíso recobrado (1671), la secuela a El Paraíso Perdido (1667): «en todas las puertas del infierno, Abaddón maldice tu temeraria empresa».

También aparece en el Diccionario Infernal de Collin de Plancy (edición española de 1842):

ABADDON: El destructor, jefe de los demonios de la séptima jerarquía; según los demonógrafos. Tal es el nombre que da San Juan en su Apocalipsis, al rey de las langostas. Algunos le miran como el ángel exterminador.

La apariencia de Abadón

Además de las descripciones escritas que hemos visto, existen numerosas representaciones visuales de Abadón en el arte, algunas de ellas por parte de artistas de renombre como William Blake y George Cruikshank. Aquí podemos ver algunos ejemplos.

Apolión, por William Blake

Apolión
Apolión, por George Cruikshank

Cristian vs. Apolión

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