Las 6 clases de posesión demoníaca

Posesión demoníaca

Las posesiones demoníacas han aparecido numerosas veces en el cine, capturando la imaginación y causando el terror de las audiencias en películas famosas como El Exorcista (1973) o The Evil Dead (1981). En este artículo explicamos qué se entiende por posesión demoníaca, cuáles son las 6 clases de posesión demoníaca que existen, y de si se trata de un fenómeno real, superstición o enfermedad mental.

Definición de posesión demoníaca

El Diccionario de la Real Academia Española define la posesión como «Apoderamiento del espíritu del hombre por otro espíritu que obra en él como agente interno y unido con él». Una posesión demoníaca o diabólica sería aquella en la que el espíritu que posee es un demonio o espíritu malvado.

Cabe hacer la distinción entre la posesión espiritual y la demoníaca, ya que algunos autores, como el historiador Josefo, sostuvieron que la posesión no es causada por un demonio, sino por el espíritu de una persona muerta malvada.

La creencia en las posesiones demoníacas ha existido en todo el mundo, y en diversas religiones, desde la antigüedad hasta nuestros días. Puede encontrársela en el Satanismo, el Cristianismo, el Budismo, el Islam, la Wicca y muchos otros cultos y creencias.

Clases de posesión demoníaca

Según los teólogos, existen seis clases de posesión demoníaca:

  1. Posesión. Es la posesión propiamente dicha, la que más se ve en las películas, y en la que habitualmente pensamos cuando pensamos en posesiones. Es cuando Satán u otro demonio toman completa posesión del cuerpo de una persona sin su consentimiento. Esto es generalmente el resultado de acciones por parte de la persona que lo han llevado a tener cierta susceptibilidad a la influencia de Satán.
  2. Obsesión. Se trata de ataques de pensamientos obsesivos e irracionales que no pueden ser controlados. A veces involucran sueños.
  3. Opresión. Es cuando un demonio atormenta a una persona causándole eventos trágicos en su vida, como la pérdida de un ser querido, un trabajo, o una casa. El ejemplo más común es el de Job en la Biblia.
  4. Dolor físico externo. Como su nombre lo indica, es cuando un demonio causa dolor constante o enfermedad en el cuerpo, sin afectar al alma.
  5. Infestación. Esto es cuando los demonios poseen una casa, un objeto o a un animal. Por lo general se dice que esa casa, objeto o animal está encantado o maldito.
  6. Sujeción. Es la posesión demoníaca que se realiza con consentimiento de la persona poseída, por ejemplo luego de pactar con Satán.

Auguste François Lecanu en su libro Historia de Satán (1861) incluye un extenso capítulo titulado Posesiones Demoníacas, y allí categoriza los diferentes tipos de posesión en tres, de acuerdo a la manera en que se han producido: Posesiones involuntarias por contagio, Posesiones surgidas de encantamientos mágicos, y Posesiones a través de impregnación voluntaria.

Las posesiones involuntarias son, como su nombre lo indica, las que se producen sin consentimiento del poseído, y en las que el poseído no tiene ningún control. Las que surgen de encantamientos mágicos son producidas por un hechizo realizado por un mago satanista con el fin de dañar a alguien, o a través de un objeto hechizado. Finalmente, las posesiones a través de impregnación voluntaria son las que han sido buscadas por el poseído voluntariamente, a través de un Pacto o ritual.

Síntomas de la posesión demoníaca

Desde el Medioevo, los síntomas de posesión demoníaca han sido considerados los siguientes:

  1. Fuerza y agilidad sobrehumanas.
  2. Don de lenguas (glosolalia), y hablar idiomas que el poseído no sabía hablar ni había aprendido.
  3. Revelar conocimiento de cosas distantes u ocultas que el poseído no podía saber.
  4. Furia blasfema, gestos obscenos, decir groserías y aversión a símbolos, nombres, objetos y lugares sagrados.

Como se puede ver, varias de estas señales tienen características de orden sobrenatural: el poseído adquiere poderes más allá de la capacidad humana. Estos síntomas de posesión ayudaban a los teólogos a distinguir entre la posesión, que tiene causas sobrenaturales, de la enfermedad mental, que tiene causas naturales.

Sin embargo, enfermedad y posesión siempre han estado ligadas: algunos afirmaban que estar enfermo predispone a ser poseído por un espíritu, y que lo contrario también era cierto: ser poseído causa enfermedad debido a la presencia del demonio.

Otra señal o síntoma habitual de posesión demoníaca es la presencia de la Marca de la Bestia en el cuerpo. El autor Stanisław Przybyszewski, quien es considerado el primero en identificarse como satanista, lo explica en su libro La Sinagoga de Satán (1897):

«La superficie del cuerpo de una persona poseída por Satán está marcada desde el exterior por una señal. Son pequeñas áreas en la piel, nunca más grandes que una moneda, insensibles, sin sangre ni vida. A veces forman manchas rojas o negras, pero solo raramente, y rara vez se reconocen por una hendidura en la carne. En general, son imperceptibles externamente, pero se encuentran principalmente en los genitales.»

En el mismo libro Przybyszewski también menciona otros síntomas, como «una flexibilidad y capacidad de torsión extraordinarias» y una sensibilidad al dolor disminuida o completamente anulada, que hace a los poseídos invulnerables al dolor.

Por su parte, Collin de Plancy en su Diccionario Infernal (1818) lista los siguientes síntomas: 1° contorsiones; 2° hinchazón del rostro; 3° insensibilidad y podredumbre; 4° inmovilidad; 5° ruidos en el vientre; 6° mirada fija; 7° respuestas en francés a palabras en latín; y 8° pinchazos sin sangrado, entre otros. Cabe aclarar que Collin de Plancy fue un autor francés, de modo que por «respuestas en francés a palabras en latín» se refiere simplemente a la capacidad de entender latín. Otro síntoma que menciona es el de vomitar «clavos, trozos de vidrio, cabello, agujas y otras cosas similares».

Cómo eliminar una posesión demoníaca

La manera más conocida de eliminar una posesión demoníaca es a través de un exorcismo. Sin embargo, es una actividad compleja y no siempre exitosa, como lo explica Giovanni Lorenzo d’Anania en su libro Sobre la naturaleza de los demonios (1570):

(…) el poder y la fuerza de todos los que realizan exorcismos no son iguales, al igual que no todos los presentes tienen virtudes tan grandes como para enfrentar a los demonios directa y completamente. Como resultado, los poseídos no temen tanto la presencia, la fuerza o la autoridad de los exorcistas como uno podría pensar. De hecho, mientras se realiza el exorcismo, otros espíritus vienen en su ayuda, oponiéndose a ellos y complicando aún más la situación.

Cuando varios demonios poseen a una misma persona, se hace aún más difícil el exorcismo. El ejemplo más célebre proviene de la Biblia cristiana, del grupo de demonios llamados Legión. En palabras de d’Anania:

Volviendo a mi punto original, vale la pena señalar que múltiples espíritus de este tipo pueden habitar en el mismo individuo poseído, participando en varias formas de malevolencia. Es por esto que se usó el término «legión» para describir la multitud de demonios dentro del hombre poseído.

Estos casos de varios supuestos demonios o espíritus dentro del mismo cuerpo es llamado, dentro de la psiquiatría, «trastorno de identidad disociativo», antes conocido como «trastorno de personalidad múltiple». Collin de Plancy afirma que el hecho de que en algunos casos los exorcismos funcionan para curar a los poseídos es evidencia de que la posesión es un hecho real, y no una forma de locura.

Posesiones colectivas

Una posesión colectiva es un fenómeno por el cual un grupo de personas es poseído al mismo tiempo. Se cree que un solo demonio no puede poseer a varias personas en simultáneo, de modo que una posesión colectiva requiere del accionar coordinado de varios demonios.

El caso más famoso de esto es el de las posesiones ocurridas en Loundun, Francia, en 1634. Monjas ursulinas de un convento afirmaron haber sido atacadas y poseídas por varios demonios. Entre ellas, Juana de los Ángeles fue una de las más afectadas, ya que fue poseída por siete demonios: Asmodeo, Leviatán, Behemoth, Isacaaron, Balam, Gresil y Aman. De ellos, Behemoth fue el último en irse y el más difícil de exorcizar. El evento culminó con el juicio por brujería y condena a morir en la hoguera del sacerdote Urbain Grandier.

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